Learning Spanish is not only about studying grammar, vocabulary or common expressions, it is also about getting to know the culture and getting to know the language. Therefore, it is important to know their stories, their customs and how they live, which is why it is essential to read in the language to understand and master Spanish.
So much so that, in this article, you will find five popular children's stories for you to develop your reading comprehension in Spanish, practice reading aloud your pronunciation and learn new vocabulary. You probably know all the popular stories, so it will be easier for you to understand them and follow your adventure of learning Spanish in Spain.
La Cenicienta (Cinderella)
The first fairy tale is known worldwide thanks to the different adaptations that have been made of it: Cinderella in Spanish.
Érase una vez una joven llamada Cenicienta, que vivía con su cruel madrastra y sus dos hermanastras, quienes la trataban como una sirvienta. Tras el fallecimiento de su padre, Cenicienta es obligada por su madrastra y hermanastras a hacer las tareas del hogar, cocinar, limpiar y vivir entre suciedad y polvo.
Un día el palacio del rey organiza un gran baile para que el príncipe conozca a su futura esposa, al que son invitadas todas las damas del reino. Cenicienta desea ir, por eso, su madrastra le dice que, si quiere asistir, tiene que dejar lista la casa antes del baile. La joven, con ayuda de los animales del bosque, limpia y deja la casa reluciente, por lo que se viste con uno de los vestidos de su madre.
Pero, la madrastra y las hermanastras tienen envidia del vestido de Cenicienta y, al verla, le destrozan el vestido y le dicen que, con él roto, no puede asistir a ningún baile. La podre Cenicienta se echa a llorar y, en ese momento, aparece su hada madrina, quien, con ayuda de la magia, le confecciona un hermoso vestido y zapatos de cristal para asistir al baile. Aunque con una condición: tiene que regresar a su casa antes de la medianoche.
En el baile, al que la joven asiste en un carruaje tirado por caballos, que en realidad son unos pequeños ratones que el hada madrina ha transformado, capta la atención del príncipe y bala con él. Sin embargo, debe abandonar el baile antes de la medianoche porque el hechizo del hada se deshará a esa hora. En su huida, pierde un zapato de cristal.
El príncipe, enamorado de la misteriosa joven con la que bailó y quien se dejó un zapato de cristal, recorre el reino buscando a la dueña del zapato. Finalmente, encuentra la casa de Cenicienta, a quien le encaja el zapato a la perfección. Así, ambos se casan y viven felices para siempre.
English version:
Once upon a time there was a young girl named Cinderella, who lived with her cruel stepmother and her two stepsisters, who treated her like a servant. After the death of her father, Cinderella is forced by her stepmother and stepsisters to do housework, cook, clean and live among dirt and dust.
One day the king's palace organizes a grand ball for the prince to meet his future wife, to which all the ladies of the kingdom are invited. Cinderella wants to go, so her stepmother tells her that, if she wants to attend, she must leave the house ready before the ball. The young girl, with the help of the animals of the forest, cleans and leaves the house sparkling, so she dresses in one of her mother's dresses.
But the stepmother and stepsisters are jealous of Cinderella's dress and, upon seeing her, they tear her dress and tell her that, with it torn, she cannot attend any ball. Cinderella bursts into tears and, at that moment, her fairy godmother appears, who, with the help of magic, makes her a beautiful dress and crystal shoes to attend the ball. But on one condition: she must return home before midnight.
At the ball, which the young girl attends in a horse-drawn carriage, which are little mice that the fairy godmother has transformed, she captures the prince's attention and dances with him. However, she must leave the ball before midnight because the fairy's spell will be undone at that hour. In his flight, he loses a glass shoe.
The prince, in love with the mysterious young woman with whom he danced and who left a glass shoe behind, wanders the kingdom looking for the owner of the shoe. Finally, he finds the house of Cinderella, to whom the shoe fits perfectly. Thus, the two marry and live happily ever after.
Rumpelstiltskin
Había una vez, en un reino muy lejano, un pobre molinero que vivía con su hija. Un día, el molinero quiso impresionar al rey, por lo que le aseguró que su hija era muy especial porque podía convertir la paja en oro.
El rey, muy curioso ante las palabras del molinero, mandó llamar a la hija. Cuando la chica llegó al castillo, el rey la llevó a una habitación llena de paja, donde había montones y montones de paja. Entonces, el rey le dijo:
—Si puedes hilar esta paja en oro para mañana por la mañana, te haré mi reina. Pero si no lo logras... bueno, será tu fin.
La pobre chica se quedó helada, ella no sabía cómo hilar paja en oro. Aun así, se sentó frente a la rueca y empezó a llorar, porque no había forma posible de cumplir con lo que el rey pedía.
De pronto, ante sus ojos llenos de lágrimas, apareció un hombrecito pequeño, con un sombrero puntiagudo y una sonrisa traviesa. “Hola, niña. ¿Por qué lloras?”, le preguntó el hombrecito. “¡El rey quiere que convierta esta paja en oro, pero no sé cómo hacerlo!”, respondió ella.
El hombrecillo le aseguró que él podía ayudarla, pero quería algo a cambio de ofrecerle su ayudar a la joven. La chica pensó un momento. No tenía mucho, pero llevaba un collar muy bonito. “Te daré este collar”, dijo ella. “¡Trato hecho!”, aseguró el hombrecito.
A continuación, el hombrecito se sentó junto a la rueca, giró la rueda y, ¡zas!, la paja se convirtió en oro. Al amanecer, toda la habitación brillaba como el sol.
Cuando el rey vio el oro, se quedó impresionado. Pero, en vez de dejarla ir y convertirla en su reina, la llevó a una habitación más grande, llena de aún más paja. “Hazlo otra vez y mañana hablaremos de nuestro matrimonio”, le dijo el rey.
La pobre chica volvió a llorar, pero el hombrecito apareció de nuevo. “¿Qué me darás esta vez?”, preguntó. La chica llevaba un anillo en su dedo, así que se lo ofreció. El hombrecito aceptó, y, de nuevo, convirtió toda la paja en oro.
Pero el rey no era fácil de complacer, por eso, al día siguiente, la llevó a una habitación gigantesca, con montañas de paja, y le volvió a decir: “Si haces esto por última vez, te haré reina”.
Cuando la chica se quedó sola, apareció el hombrecito otra vez. “¿Qué me darás esta vez?”, preguntó él. “No tengo nada más” dijo la chica, desesperada. El hombrecito pensó un momento y luego dijo: “Está bien. Cuando tengas un hijo, me lo darás”.
La chica no quería prometer eso, pero tampoco tenía otra opción. Así que aceptó la oferta. Por tercera vez, el hombrecito convirtió toda la paja en oro. Cuando el rey vio aquello, ¡estaba tan feliz que se casó con la chica de inmediato! Y ella se convirtió en reina.
El tiempo pasó y la reina tuvo un hermoso bebé, pero se había olvidado del trato con el hombrecito, sin embargo, él tenía muy buena memoria. Así que, una noche apareció en la habitación de la reina.
“Vengo por lo que prometiste”, le dijo el hombrecillo. La reina se echó a llorar y le suplicó que no se llevara a su bebé. “Por favor, no te lo lleves. Haré lo que sea”, dijo llorando la reina.
El hombrecito era travieso, pero no cruel, y dijo: “Está bien, te daré una oportunidad. Si puedes adivinar mi nombre en tres días, podrás quedarte con tu bebé”.
La reina se pasó el primer día pensando en todos los nombres que conocía: Juan, Pedro, Miguel... pero el hombrecito negaba con la cabeza cada vez. El segundo día, la reina mandó a sus mensajeros a buscar nombres raros en todo el reino. Probaron con nombres como Hierbajo, Zarzapico y Torcaz, pero el hombrecito seguía diciendo que no.
El tercer y último día, uno de los mensajeros regresó con una historia curiosa. Había visto a un hombrecito bailando alrededor de una fogata en el bosque. Y mientras bailaba, cantaba:
"¡Qué bien que nadie lo sabe!
¡Rumpelstiltskin es mi nombre!"
Cuando el hombrecito volvió esa noche, la reina fingió que aún no sabía su nombre. “¿Es tu nombre Juan?”. “No”. “¿Pedro?”. “No”. Entonces, con una gran sonrisa, la reina dijo: “¿Es tu nombre Rumpelstiltskin?”
El hombrecito se puso rojo de furia. “¡¿Quién te lo dijo?! ¡¿Quién te lo dijo?!”, gritó. Tan enfadado estaba que pisoteó el suelo con tanta fuerza que se hundió en la tierra y desapareció para siempre. Y así, la reina vivió feliz con su bebé y Rumpelstiltskin nunca volvió a molestarla.
English version:
Once upon a time, in a kingdom far away, there was a poor miller who lived with his daughter. One day, the miller wanted to impress the king, so he assured him that his daughter was very special because she could turn straw into gold.
The king, very curious about the miller's words, sent for the daughter. When the girl arrived at the castle, the king took her to a room full of straw, where there were piles and piles of straw. Then the king said to her:
-If you can spin this straw into gold by tomorrow morning, I will make you my queen. But if you can't... well, that will be the end of you.
The poor girl froze, she didn't know how to spin straw into gold. Still, she sat down in front of the spinning wheel and began to cry, because there was no possible way to fulfill what the king asked.
Suddenly, before her tear-filled eyes, a small little man appeared, with a pointed hat and a mischievous smile. “Hello, child, why are you crying?” the little man asked her. “The king wants me to turn this straw into gold, but I don't know how to do it!” she replied.
The little man assured her that he could help her, but he wanted something in return for offering his help to the young girl. The girl thought for a moment. She didn't have much, but she was wearing a very pretty necklace. “I'll give you this necklace,” she said. “Deal!” the little man assured. Thereupon the little man sat down by the spinning wheel, turned the wheel and wham, the straw turned to gold. At dawn, the whole room shone like the sun.
When the king saw the gold, he was impressed. But, instead of letting her go and making her his queen, he took her to a bigger room, filled with even more straws. “Do it again and tomorrow and we'll talk about our marriage,” the king told her.
The poor girl cried again, but the little man appeared again. “What will you give me this time?” he asked. The girl was wearing a ring on her finger, so she offered it to him. The little man accepted, and, again, turned all the straw into gold.
But the king was not easy to please, so, the next day, he took her to a gigantic room, with mountains of straw, and said again, “If you do this one last time, I will make you queen”. When the girl was left alone, the little man appeared again. “What will you give me this time?” he asked. ‘I have nothing else,’ said the girl, in despair. The little man thought a moment and then said, “All right. When you have a child, you will give it to me.”
The girl didn't want to promise that, but she had no choice either. So, she accepted the offer. For the third time, the little man turned all the straw into gold. When the king saw that, he was so happy that he married the girl right away! And she became queen.
Time passed, the queen had a beautiful baby, but she had forgotten about the deal with the little man, however, he had a very good memory. So, one night he appeared in the queen's room. “I come for what you promised,” the little man told her. The queen burst into tears and begged him not to take her baby. “Please don't take him. I'll do anything,” the queen said tearfully.
The little man was mischievous, but not cruel, and said, “Okay, I'll give you a chance. If you can guess my name in three days, you can keep your baby.”
The queen spent the first day thinking of all the names she knew-John, Peter, Michael? but the little man shook his head each time. On the second day, the queen sent her messengers to search the whole kingdom for strange names. They tried names such as Hierbajo, Zarzapico and Torcaz, but the little man kept saying no.
On the third and last day, one of the messengers returned with a curious story. He had seen a little man dancing around a campfire in the forest. And as he danced, he sang: “How well no one knows! Rumpelstiltskin is my name!”
When the little man returned that night, the queen pretended she still didn't know his name. “Is your name Juan?” “No.” “Peter?” “No.” Then, with a big smile, the queen said, “Is your name Rumpelstiltskin?”. The little man turned red with fury. “Who told you! Who told you!” he shouted. So angry was he that he stomped the ground so hard that he sank into the earth and disappeared forever. And so, the queen lived happily with her baby and Rumpelstiltskin never bothered her again.
La Bella Durmiente (Sleeping beauty)
Érase una vez un rey y una reina que vivían en un hermoso castillo, pero estaban tristes porque no podían tener hijos. Pero un día nació una preciosa niña, ¡el reino iba a tener por fin una princesa! Estaban tan felices que organizaron una gran fiesta para celebrar su llegada. Invitaron a todo el reino, incluyendo a hadas mágicas.
Cada hada le dio un regalo especial a la princesa: una le dio belleza, otra inteligencia, otra bondad, y así hasta que la niña era casi perfecta. Pero justo cuando la última hada iba a dar su regalo, ¡la puerta del salón se abrió de golpe!
Entró Maléfica, un hada oscura a quien no habían invitado y que estaba furiosa por ello. “¡Qué niña tan linda! Pero cuando cumpla 16 años, se pinchará el dedo con el huso de una rueca... ¡y morirá!”, sentenció el hada antes de marcharse.
Todo el mundo quedó horrorizado. Pero la última hada, que todavía no había dado su regalo, dijo: “No puedo deshacer la maldición, pero puedo modificarla. La princesa no morirá, sino que caerá en un sueño profundo durante 100 años. Y al final, un beso de amor verdadero la despertará”.
Aunque los reyes seguían preocupados por la maldición, por eso, decidieron proteger a su hija y ordenaron que todas las ruecas del reino fueran destruidas.
Los años pasaron, y la princesa creció feliz y hermosa, con todos los dones que las hadas le habían dado. Pero, cuando cumplió 16 años, algo terrible sucedió. Mientras la joven princesa exploraba el castillo, llegó a una torre antigua, donde encontró a una anciana trabajando con un objeto extraño para ella.
“¿Qué haces?”, preguntó la princesa. “Estoy hilando, querida”, respondió la anciana, quien en realidad era Maléfica disfrazada. “¿Puedo intentarlo yo también?”, preguntó con curiosidad la princesa. La anciana le enseñó como usar la rueca, pero en cuanto la princesa la tocó se pinchó el dedo. Y, tal como la maldición decía, cayó en un profundo sueño de 100 años.
Cuando el rey y la reina encontraron a la princesa ya era demasiado tarde. Así que llevaron a su hija a la habitación más bonita del castillo y la pusieron en una cama de terciopelo. Entonces, el hada buena apareció y dijo: “Dormirá 100 años, pero no estará sola”.
Con su varita mágica, el hada hizo que todo el castillo también se durmiera: el rey, la reina, los sirvientes, ¡incluso animales! Todo quedó quieto y silencioso. Para proteger a la princesa, el hada hizo que un bosque espeso y lleno de espinas creciera alrededor del castillo. Nadie podría entrar.
Pasaron muchos, muchos años y la historia de la Bella Durmiente se convirtió en una leyenda. Algunos decían que era solo un cuento, pero un día, un príncipe valiente escuchó la historia y decidió investigar.
El príncipe viajó por tierras lejanas hasta que llegó al bosque de espinas. Era tan espeso que parecía imposible atravesarlo, pero el príncipe no se rindió. Usó su espada para cortar las ramas y las espinas, y poco a poco, logró abrirse paso hasta el castillo.
Cuando entró, vio a todos dormidos. Finalmente, llegó a la habitación donde estaba la princesa. Al verla, pensó que era la persona más hermosa que había visto en su vida.
El príncipe se acercó y le dio un beso suave en la frente. Y entonces, ¡la maldición se rompió! La princesa abrió los ojos y sonrió. En el mismo momento, todos en el castillo despertaron.
La princesa y el príncipe se enamoraron y, poco después, se casaron. Y colorín colorado, oeste cuento se ha acabado.
English version:
Once upon a time there was a king and a queen who lived in a beautiful castle, but they were sad because they could not have children. One day, a beautiful baby girl was born, and the kingdom was finally going to have a princess! They were so happy that they organized a big party to celebrate her arrival. They invited the whole kingdom, including magical fairies.
Each fairy gave the princess a special gift: one gave her beauty, another intelligence, another kindness, and so on until the girl was almost perfect. But just as the last fairy was about to give her gift, the door to the hall burst open!
In walked Maleficent, a dark fairy who had not been invited and was furious about it. “What a cute little girl! But when she turns 16, she'll prick her finger with the spindle of a spinning wheel.... And she'll die!” the fairy said before leaving.
Everyone was horrified. But the last fairy, who had not yet given her gift, said, “I cannot undo the curse, but I can change it. The princess will not die but will fall into a deep sleep that will last 100 years. And in the end, a kiss of true love will awaken her". Although the kings were still worried about the curse, they decided to protect their daughter and ordered that all the spinning wheels in the kingdom be destroyed.
The years passed, and the princess grew up happy and beautiful, with all the gifts the fairies had given her. But, when she turned 16, something terrible happened. As the young princess was exploring the castle, she came to an ancient tower, where she found an old woman working with an object that was strange to her.
“What are you doing?” the princess asked. “I'm spinning, my dear,” replied the old woman, who was Maleficent in disguise. “Can I try it too?” the princess asked curiously. The old woman showed her how to use the spinning wheel, but as soon as the princess touched it, she pricked her finger. And, just as the curse said, she fell into a deep sleep for 100 years.
When the king and queen found the princess, it was too late. So, they took their daughter to the most beautiful room in the castle and laid her on a velvet bed. Then the good fairy appeared and said, “She will sleep for 100 years, but she will not be alone". With her magic wand, the fairy made the whole castle go to sleep too: the king, the queen, the servants, even animals! Everything was still and silent. To protect the princess, the fairy made a thick forest full of thorns grow around the castle. No one could enter.
Many, many years passed, and the story of Sleeping Beauty became a legend. Some said it was just a fairy tale, but one day, a brave prince heard the story and decided to investigate. The prince traveled through distant lands until he came to a forest full of thorns. It was so thick that it seemed impossible to get through, but the prince did not give up. He used his sword to cut through the branches and thorns, and little by little, he made his way to the castle.
When he entered, he saw everyone asleep. Finally, he reached the room where the princess was. When he saw her, he thought she was the most beautiful person he had ever seen in his life. The prince approached her and gave her a soft kiss on the forehead. And then, the curse was broken! The princess opened her eyes and smiled. At the same moment, everyone in the castle woke up.
The princess and the prince fell in love and, soon after, they were married. And then, the western fairy tale was over.
Caperucita Roja (Little Red Riding Hood)
Without a doubt, Little Red Riding Hood is as well-known as the children's stories of Cinderella or Sleeping Beauty. The best known is the one written by the Brothers Grimm, which goes like this:
Caperucita roja va a visitar a su abuelita, que está enferma, con una cesta llena de comida que le manda su madre, pero para llegar a la casa, necesita atravesar el bosque. Durante su camino, se cruza con el lobo, quien la engaña para tomar un desvió más largo a casa de su abuelita, con el pretexto de coger flores para su abuela. Sin embargo, mientras Caperucita va a recoger flores, el lobo aprovecha para llegar antes que ella a casa de la abuelita enferma.
Cuando llega a la casa, el lobo se hace pasar por Caperucita para entrar y se come a la abuelita. Después, el lobo se disfrazar de ella y espera a que llegue la nieta. Caperucita llega por fin a casa de su abuelita, pero es el lobo quien la está esperando. “Qué ojos más grandes tienes, abuelita”, le dice Caperucita. “Son para verte mejor”, responde el lobo disfrazado. “Qué orejas tan grandes tienes”. “Son para oírte mejor”. “Qué boca tan grande tienes”. “Es para comerte mejor”, le dice el lobo y, acto seguido devora a Caperucita.
Esta historia tiene varios desenlaces, pero el más popular cuenta que fue el cazador quien salva a Caperucita y a su abuelita. Mientras que el lobo está dormido, el cazador oye los gritos de auxilio de Caperucita y su abuela; saca a las dos de la tripa del lobo y, entre los tres, llenan el estómago de la criatura con piedras, para después tirarle al río.
English version:
Little Red Riding Hood goes to visit her grandmother, who is ill, with a basket full of food sent by her mother, but to get to the house, she needs to go through the forest. On her way, she crosses paths with the wolf, who tricks her into taking a longer detour to her grandmother's house, under the pretext of picking flowers for her grandmother. However, while Little Red Riding Hood goes to pick flowers, the wolf takes the opportunity to beat her to her sick grandmother's house.
When he arrives at the house, the wolf pretends to be Little Red Riding Hood to get inside and eats the grandmother. The wolf then disguises himself as her and waits for the granddaughter to arrive. Little Red Riding Hood finally arrives at her grandmother's house, but it is the wolf who is waiting for her. “What big eyes you have, Granny,” says Little Red Riding Hood. “They are to see you better,” replies the wolf in disguise. “What big ears you have.” “They're to hear you better. “What a big mouth you have.” “It's to eat you better,” says the wolf, and then devours Little Red Riding Hood.
This story has several outcomes, but the most popular one tells that it was the hunter who saves Little Red Riding Hood and her grandmother. While the wolf is asleep, the hunter hears the cries for help from Little Red Riding Hood and her grandmother; he pulls them both out of the wolf's belly and, between the three of them, they fill the creature's stomach with stones and then throw him into the river.
El gato con botas (Puss in boots)
Había una vez un molinero que tenía tres hijos. Cuando el molinero murió, dejó sus cosas para que sus hijos las repartieran. Al mayor le dejó el molino, al segundo un burro y, al más pequeño, solamente un gato.
El hermano más joven estaba muy triste. “¿Qué voy a hacer con un gato? No puedo trabajar ni ganar dinero con él”, se lamentaba. Pero el gato lo miró con sus grandes ojos brillantes y le dijo: “No te preocupes, amo. Dame un saco y unas botas, ¡y verás todo lo que puedo ayudarte!”
El joven pensó que era una idea extraña, pero decidió darle al gato lo que pedía. Así que le consiguió un saco y unas botas pequeñas. El gato con botas se veía muy elegante. “Confía en mí, amo. Solo ten paciencia”, le aseguró el felino, ajustándose las botas.
El gato salió al bosque con su saco. Puso algunas zanahorias dentro y lo dejó abierto en el suelo. Luego, se escondió detrás de un árbol. Poco después, un conejo se acercó al saco, olió las zanahorias y... ¡zas! El gato tiró del cordón y atrapó al conejo.
El gato llevó el conejo al castillo del rey y se lo ofreció como un regalo. “Majestad, este regalo es de mi amo, el Marqués de Carabás”, dijo el gato con una reverencia. El rey, sorprendido, aceptó el regalo. “¡Qué generoso es el Marqués de Carabás!”, aseguró el rey, aunque nunca había oído hablar de él.
Cada día, el gato atrapaba animales del bosque y se los llevaba al rey. Siempre decía que eran regalos del Marqués de Carabás. Así, el rey empezó a pensar que el Marqués era un hombre muy rico y amable.
Un día, el gato se enteró de que el rey iba a pasear en su carruaje con su hija, la princesa. El gato corrió a casa y le dijo a su amo: “Haz lo que te digo, amo. Ve al río y quítate la ropa. Yo me encargo del resto”. Aunque no entendía nada, el joven obedeció. Cuando el carruaje del rey pasó cerca, el gato empezó a gritar: “¡Auxilio! Mi amo, el Marqués de Carabás, ¡se está ahogando!”.
El rey escuchó los gritos y mandó detener el carruaje. Cuando vio al gato con botas, lo reconoció de inmediato. Rápidamente, el rey mandó a sus sirvientes a sacar al joven del agua y le dieron ropa elegante para que se vistiera. El joven, ahora vestido como un noble, se veía muy guapo. La princesa, al verlo, sonrió tímidamente. “Sube a mi carruaje, Marqués de Carabás. Vamos a pasear juntos”, le ofreció el rey al joven.
Mientras, el gato con botas corrió por delante del carruaje y llegó a un campo donde unos campesinos estaban trabajando. “Si el rey pregunta de quién son estas tierras, digan que pertenecen al Marqués de Carabás, o, de lo contrario, la cosecha de este año será mala”, les advirtió el gato. Cuando el carruaje pasó, el rey preguntó a los campesinos: “¿De quién son estas tierras?”. “¡Del Marqués de Carabás!”, respondieron todos al unísono.
El gato siguió corriendo hasta llegar a un castillo enorme, donde vivía un ogro muy rico y temido. El gato tocó la puerta y,cuando el ogro abrió, el gato dijo con mucha educación: “He oído que eres muy poderoso. ¿Es cierto que puedes convertirte en cualquier animal?”. “¡Por supuesto que puedo!”, rugió el ogro, orgulloso. Y para demostrarlo, se transformó en un enorme león.
“¡Impresionante! Pero seguro que no puedes convertirte en algo pequeño, como un ratón”, le retó el gato al ogro. “¡Claro que puedo!”, aseguró el ogro y, en un instante, se convirtió en un ratoncito.
El gato no perdió tiempo. Saltó sobre el ratón y se lo comió de un bocado. Así, con el ogro fuera del camino, el gato tomó posesión del castillo. Cuando el rey llegó en su carruaje, el gato salió a recibirlo. “Bienvenidos al castillo del Marqués de Carabás”, dijo el gato.
El rey estaba impresionado con la riqueza del marqués. Durante la cena, la princesa y el joven se enamoraron y, poco después, el rey dio su bendición para el casamiento.
Y así, gracias a la astucia del gato con botas, su amo vivió feliz en un gran castillo con una princesa. El gato también se quedó a vivir con ellos, disfrutando de una vida llena de comodidades.
English version:
Once upon a time there was a miller who had three sons. When the miller died, he left his things for his sons to divide up. To the oldest he left the mill, to the second a donkey, and to the youngest only a cat.
The youngest brother was very sad. “What am I going to do with a cat? I can't work or earn money with it,” he lamented. But the cat looked at him with its big bright eyes and said, “Don't worry, master. Give me a coat and some boots, and you'll see how much I can help you!”
The young man thought it was a strange idea, but he decided to give the cat what he asked for. So he got him a sack and some small boots. The cat in boots looked very smart. “Trust me, master. Just be patient,” the feline assured him, adjusting his boots.
The cat went out into the forest with his sack. He put some carrots inside and left it open on the ground. Then he hid behind a tree. A little later, a curious rabbit approached the sack, smelled the carrots and... wham! The cat pulled the string and caught the rabbit.
The cat took the rabbit to the king's castle and offered it to him as a gift. “Your Majesty, this gift is from my master, the Marquis of Carabas,” said the cat with a bow. The king, surprised, accepted the gift. “How generous is the Marquis of Carabas!” the king assured him, although he had never heard of him.
Every day, the cat caught animals from the forest and brought them to the king. He always said they were gifts from the “Marquis of Carabas”. Thus, the king began to think that the Marquis was a very rich and kind man.
One day, the cat heard that the king was going for a ride in his carriage with his daughter, the princess. The cat ran home and said to his master, “Do as I tell you, master. Go to the river and take off your clothes. I'll take care of the rest.” Although he understood nothing, the young man obeyed. When the king's carriage passed nearby, the cat began to shout: “Help! My master, the Marquis de Carabas, is drowning!”.
The king heard the cries and ordered the carriage to stop. When he saw the cat in boots, he recognized him immediately. Quickly, the king sent his servants to pull the young man out of the water and gave him fancy clothes to wear. The young man, now dressed as a nobleman, looked very handsome. The princess, seeing him, smiled shyly. “Get into my carriage, Marquis de Carabas. Let's go for a ride together,” the king offered the young man.
Meanwhile, the cat in boots ran ahead of the carriage and came to a field where some peasants were working. “If the king asks whose land this is, say that it belongs to the Marquis of Carabas, or else this year's harvest will be bad,” the cat warned them. When the carriage passed by, the king asked the peasants, “Whose lands are these?”. “The Marquis of Carabas'!”, they all answered in unison.
The cat kept running until he came to a huge castle, where a very rich and feared ogre lived. The cat knocked on the door, and when the ogre opened it, the cat said very politely, “I hear you are very powerful. Is it true that you can turn into any animal?”. “Of course I can!” roared the ogre, proudly. And to prove it, he transformed himself into a huge lion. “Impressive! But surely you can't turn into something small, like a mouse,” the cat challenged the ogre. “Of course I can!” the ogre assured and, in an instant, he turned into a little mouse.
The cat wasted no time. He jumped on the mouse and ate it in one bite. Thus, with the ogre out of the way, the cat took possession of the castle. When the king arrived in his carriage, the cat came out to greet him. “Welcome to the castle of the Marquis of Carabas,” said the cat.
The king was impressed with the wealth of the marquis. During dinner, the princess and the young man fell in love and, soon after, the king gave his blessing for the marriage.
And so, thanks to the cunning of the cat in boots, his master lived happily in a large castle with a princess. The cat also stayed to live with them, enjoying a life full of comforts.
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