Armada Española
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Armada Española

Creyendo que dios apoyaría a la España católica ante la Inglaterra protestante, Felipe II planeó derrotar a Inglaterra para restablecer el catolicismo y, como beneficio añadido, el control incontestable de España en el mar. Felipe II construyó su flota supuestamente "invencible" y la envió a atacar, invadir y capturar Inglaterra en 1588. ¿El resultado? Una derrota aplastante.

spanish armada
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Antecedentes de la Armada Española

El asunto más importante y primordial en la agenda de Felipe II era la defensa del catolicismo frente a su rival cristiano, el protestantismo. Este monarca ultra-religioso no estaba nada contento con los movimientos religiosos en el Flandes español, lo que hoy son Bélgica y Holanda. El Flandes español se estaba posicionando hacia el protestantismo, un asunto importante, especialmente en aquella época en la que la rígida y pro-católica Inquisición Española estaba en su momento de gloria. Felipe II descubrió que la famosa Reina de Inglaterra Isabel I estaba ayudando a escondidas a los protestantes de Flandes, poniendo al catolicismo más contra las cuerdas dentro del Imperio Español.

El segundo motivo de Felipe II era reclamar la supremacía de España en el comercio y el control marítimo. Mientras que España tras el descubrimiento de América era, sin discusión, el país más poderoso del mundo, la ambiciosa Isabel I de Inglaterra estaba intentando entrar en el reparto y expandir su imperio. Como resulta evidente, su plan interfería directamente con la dominación español del mar. Además, hombres como Sir Francis Drake, un héroe para Inglaterra pero un pirata para España, estaban interceptando y robando barcos españoles en su vuelta de América a España cargados de mercancías. El razonamiento de Felipe II fue que si tenía que dominar a Inglaterra no sólo debía restaurar el catolicismo, sino también el mandato incuestionable de España.

Organización de la Armada Española

La clave del gran plan de Felipe II era la enorme flota de 30.000 hombres y 130 barcos de España y Portugal, llamada la Armada Invencible. Esa flota se uniría luego a tropas en Flandes antes de lanzar el ataque sobre y Inglaterra y su consiguiente invasión. El ataque se anunció en Inglaterra con bastante antelación, una táctica que Felipe II y sus aliados creyeron que le infundiría miedo a la pequeña Inglaterra, y se rendiría sin más complicaciones.

Se equivocó.

La Armada Invencible, cuando navegaba en formación de media luna, era absolutamente invencible; sin embargo, si la formación se rompía, su vulnerabilidad era altísima. Eso es exactamente lo que pasó. Cuando la Armada Española estaba llegando a su primera parada -Flandes- se dieron cuenta de que el agua no era lo suficientemente profunda y anclaron los barcos lejos de la costa. Sin embargo, algo salió mal y dos grandes galeones de combate se salieron de la formación. Inglaterra -cuyo cabecilla era un tal Francis Drake- aprovechó rápidamente esta situación y capturó los dos barcos. Desde aquí las cosas se torcieron cada vez más para la Armada Española.

Tras un intenso combate, ambos bandos acabaron con su munición, y los esfuerzos de la Armada Española tuvieron que detenerse. Incapaces de volver a través del Canal de La Mancha por su incapacidad para defenderse, tuvieron que rodear Inglaterra e Irlanda antes de volver a casa. Con escasez de reservas, un tiempo hostil, fuertes pérdidas y enfermedades debilitantes, el propósito de la Armada era, sencillamente, llegar a casa de una pieza.

Cuando la Armada finalmente consiguió llegar a España, sólo 67 de los 130 barcos, y 10.000 de los 30.000 hombres que partieron habían conseguido volver. Como supondréis, no era esto exactamente lo que Felipe II tenía planeado.