El chiringuito
Con el chiringuito sucede como con las buenas historias, todo el mundo las conoce pero se desconoce su verdadero origen. Hay una opinión extendida y respaldada en algunos hechos históricos que traslada el origen de estos característicos locales de playa hasta la isla de Cuba.
Según parece en el siglo XIX los trabajadores en plantaciones de cañas de azúcar paraban a descansar para tomar café, pero lejos de poder utilizar una cafetera automática como hoy en día, optaban por llenar una media con el grano y presionarlo hasta sacar el jugo necesario para su preparación. Este jugo fue denominado chiringo y más tarde optaron por el diminutivo chiringuito. De ahí surgió la frase "vamos al chiringuito".
Posteriormente los lugares improvisados y fabricados con cañas y hojas adoptaron también este nombre, tanto por su preparación como por el hecho de constituir un lugar de descanso a la sombra del abrasador sol del Caribe.
De ahí a España tardó un tiempo en llegar y no fue hasta el año 1913 cuando el término chiringuito se utilizó para designar uno de estos locales en la playa de Sitges. Se considera que fue el intelectual César González Ruano, cliente del sitio, quien acuñó el término oficial para este lugar de descanso.
No obstante, su evolución llega hasta nuestros días. Como retiro de la playa y conociendo los gustos de sus clientes, el chiringuito no tardó en ofrecer toda una serie de platos gastronómicos tan sabrosos como en ocasiones poco saludables. Al "pescaíto frito" le acompañaron bravas, calamares, sepia y puntilla de todos los tamaños, siempre a precios lo más ajustado posible, teniendo en cuenta que el cliente disfrutaba de estos manjares justo al lado de la playa en un lugar turístico, en no pocas ocasiones masificado.
Pronto, sin embargo, la bebida comenzó a tener la presencia protagonista. Primero se combinaban los barriles de cerveza bien fresca con vino tinto a temperatura justa. Más tarde cobró presencia los cócteles y combinados que más o menos se distinguían entre gintonics, whisky on the rocks y similares... Hasta la llegada del mojito. Cuando el rey cubano reclamó su trono natural en el chiringuito, toda España se quedó prendada de él y ahora no hay local en el que no pueda degustarse esta exquisita mezcla tropical, que intenta emular a las creaciones de la original Bodeguita del Medio.
Aunque los chiringuitos parecen haber pedido sus raíces cubanas en muchos de ellos todavía puede escucharse la música de aquella isla en la que tienen su origen.
El estilo ibicenco, con su extensión internacional y el gusto por lo asiático, ha favorecido una transformación del chiringuito hacia un intento de presentarse elegantes y pulcros, con colores que combinan el blanco de la isla mallorquina con el azul del mar mediterráneo. Motivos minimalistas y asiáticos le dan un toque exótico que, en combinación de todos los elementos, se forma el chiringuito del siglo XXI donde, igual que antiguamente, los amantes del verano y el calor se refugian a la sombra con el frescor de un mojito.