Historia de la bandera española
La bandera de España es fácilmente reconocible e incluso está descrita en nuestra constitución. ¿Cómo ha llegado a ser nuestra enseña?, ¿por qué estos dos colores? Las respuestas a ambas preguntas pueden resultarnos curiosas por su sencillez.
Vamos a trasladarnos a la época del reinado de Carlos III, hacia la segunda mitad del siglo XVIII. Por aquel entonces la bandera de la corona española constaba del escudo del reino sobre fondo blanco, lo que hacía que los buques de guerra fueran confundidos con los de otros países.
El rey decidió entonces cambiar el diseño de los pabellones de los buques de guerra. Así ordenó organizar un concurso público del que salieron finalistas 12 diseños –que podéis encontrar con facilidad en Internet-. Ninguno de los diseños le convenció a, aunque probablemente lo dijo para no tener que rendir cuentas ante ningún ganador porque sí que hizo unas modificaciones sobre uno: aquel formado por una franja roja, otra amarilla y otra roja del mismo tamaño pasaba a tener la franja de un tamaño correspondiente al doble de las rojas.
¿La elección de estos colores se debía a que las enseñas de los antiguos reinos de Castilla y Aragón tenían esos colores en común?, ¿a que estos colores no formaban parte del escudo familiar de ninguna casa noble española que pudiera cuestionar la autoridad de Carlos III? La explicación oficial es tan sencilla como las razones de la organización del concurso: sólo se buscaban dos colores que en conjunto no representaran a una monarquía extranjera y que fuesen bien visibles. Pero dado el carácter astuto y reservado del rey nunca se sabe.
En 1.785 los buques de la armada adoptaban la enseña. Cumplía tan bien su cometido que en 1.793 se decidió que también ondeara en los puertos y fuertes de marina. Finalmente y por extensión en 1.843 se ordenaba que todas las unidades militares, incluidas las de tierra, utilizaran esta como única bandera. A partir de ese momento se la consideró la bandera nacional.
Una buena y curiosa historia que podéis contar incluso a vuestros amigos españoles porque, lo que son las cosas, pocos de nuestros paisanos la conocen.