La Ruta del Quijote
Don Quijote de la Mancha es considerada por muchos la gran obra de la Literatura Universal, incomparable en narración, inmejorable en escritura y la obra cumbre del idioma español que, aún hoy en día, parece no tener rival.
Las andanzas del caballero cervantino Don Quijote y su hidalgo Sancho Panza, gracias a la riqueza descriptiva de paisajes y entornos, han podido ser recreadas en la actualidad en la denominada Ruta del Quijote, centrada principalmente en Castilla La Mancha, aunque también se nutre de otros territorios.
La Ruta del Quijote, de hecho, comienza en Toledo, dónde mejor si acaso que en la ciudad con encanto histórico más pronunciado de todo el país. Recorrer sus callejuelas empedradas es todo un viaje en el tiempo a la época en la que Don Quijote recorría este paisaje medieval a lomos de su caballo Rocinante.
Sin duda, el otro destino de nuestra Ruta del Quijote debería ser Campo de Criptana, en Ciudad Real, lugar donde se produjo la "temible" batalla entre el protagonista y unos molinos de viento, que son confundidos por delirio suyo con unos gigantes. En esta pequeña localidad, tres molinos permanecen inalterables ante el paso del tiempo y, como el resto de sus compañeros de viento, han sido bautizados. Se trata de Burleta, Infanto y Sardinero, que desde el siglo XVI proveen de energía al pueblo. Además hay en la zona otros molinos también con nombre, que sirven de homenaje a otros personajes históricos españoles.
La localidad de El Toboso, perteneciente aún a la provincia de Toledo y a poco menos que 20 kilómetros de los famosos molinos de viento, es de donde la amada de Don Quijote, Dulcinea, era originaria. El pueblo tiene un Museo Cervantino totalmente recomendado para quienes se encuentren recorriendo esta ruta, mientras que a poca distancia del lugar se encuentra la cueva de Montesinos y el castillo de Rochafrida, testigos de honor de dos de las aventuras más conocidas del caballero.
Se dispersa a partir de aquí la conocida Ruta del Quijote. Es posible visitar otros reductos de aquella época como el castillo de Montizón, el castillo de Salvatierra o la iglesia de los Trinitarios. Los amantes de la naturaleza disfrutarán como nunca en el Parque Nacional Tablas de Daimiel, mientras que los apasionados de la arquitectura y la historia deben visitar la localidad de Almagro en su conjunto y la bellísima zona de Puertollano.
Pero enmarcados en las andanzas de Don Quijote, es Argamasilla de Alba el destino final de esta pintoresca ruta. Posiblemente el lector no sepa que éste, concretamente, es el lugar de la mancha al que no quiso dedicar su memoria Cervantes al iniciar su novela. Según los rumores, su estancia real en la prisión de la cueva de Medrano, donde comenzó la escritura de El Quijote, le motivó a recordar el lugar, pero no su aciago nombre. En todo caso es aquí donde nación, de la pluma del autor, el famoso Don Quijote.