Comunmente considerada como la obra más famosa de Pablo Picasso, el Guernica ha llegado a ser un poderoso argumento antibelicista con temas universales -sufrimiento, muerte, miedo, destrucción, guerra- que lo hacen universalmente relevante en el pasado, el presente y el futuro.
El cuadro representa las consecuencias inmediatas del bombardeo en 1937 de Guernica, una ciudad pequeña pero importante históricamente en el corazón del País Vasco, por aviones de guerra alemanes e italianos por petición de las tropas nacionalistas lideradas por Franco. El bombardeo, que duró más de tres horas, dejó cientos de civiles muertos y heridos, y destruyó completamente la ciudad. La brutalidad y la destrucción afectaron y encolerizaron a Picasso, que leyó la noticia con fotos en la prensa de París, donde residía. De hecho, el cuadro evoca la idea de recortes de periódico, con sus negros, grises y blancos.
En su característico estilo cubista, deconstruye y reconstruye las figuras en su cuadro Guernica, convirtiéndolas en representaciones de emociones, de sufrimiento y desesperación. El cuadro, que llamó la atención -y sigue llamándola- sobre las tragedias de la guerra y los horrores del fascismo, se hizo rápidamente famoso en todo el mundo. Después de viajar por todo el mundo, se alojó temporalmente en el Museo de Arte Moderno de Nueva York; Picasso quería que el cuadro terminase volviendo a España, pero sólo una vez reinstaurada la democracia. El dictador Francisco Franco murió en 1975, dos años después de la muerte de Picasso, y el cuadro fue devuelto a España en 1981. El Guernica se aloja hoy en una enorme sala en el Museo Reina Sofía de Madrid.
En el Reina Sofía también se pueden contemplar numerosos bocetos preparatorios realizados por Picasso antes de decidir la composición final de la obra maestra; estos bocetos son una oportunidad magnífica para cotillear el proceso creativo de Picasso y entender cómo se compuso el Guernica definitivo.