Boabdil, el último rey de Granada
“Llora como mujer lo que no supiste defender como hombre” es lo que, según la leyenda, dijo su madre a Boabdil “el chico” cuando sollozaba al dejar en manos de los Reyes Católicos su amado reino de Granada. Es curioso que sólo se recuerde de él una frase de reproche que, encima, le dijo su madre. Así que vamos a hacer un poco de justicia con el último rey de Granada.
Comencemos por su imagen: si habéis visto cuadros como “La rendición de Granada” de Francisco Pradilla; o series como “Isabel” o “Réquiem por Granada” tendréis una imagen determinada de este rey: moreno de piel, pelo azabache… sin embargo parece ser que Boabdil era rubio, alto y de tez pálida.
Otro tópico sobre Boadbil es su debilidad y falta de determinación. Pues nada de eso: fue valeroso y batallador, lo que queda demostrado en la batalla de Loja, en la que llegó a participar peleando cuerpo a cuerpo contra tropas castellanas. También se forjó una fama de astuto “intrigante” tras lograr arrebatar el trono de Granada a su padre y defender su posición frente a su tío, conocido como “El Zagal”.
Poca gente sabe esto, pero Boabdil fue apresado por los Reyes Católicos durante la batalla de Martín González. El artero rey de Granada sacó provecho de la situación negociando con los castellanos la cesión de los territorios del reino ¡que pertenecían al Zagal! Boabdil se aseguraba así su liberación y la supresión de su principal rival en la posesión del trono. Pero no contaba con que los Reyes Católicos también se aprovecharan de la maniobra para ir más allá de lo acordado, conquistando Granada entera.
Otro mito a derribar es el de su destierro: tras la toma de Granada en 1492 los Reyes Católicos no echaron a Boabdil de España, sino que le ofrecieron el señorío de las Alpujarras (territorios entre Granada y Almería). Pero se cuenta que hubo una reconsideración seguramente fomentada por Fernando el Católico (recordemos que Maquiavelo le tomaría como ejemplo de gobernante eficaz), que siempre pensó que la presencia de Boabdil en la península fomentaría revueltas musulmanas. Así se decidió enviarle a Fez, donde pasaría el resto de sus días. Por cierto, el ya depuesto monarca también sacaría provecho de la situación vendiendo sus privilegios y tierras a los Reyes Católicos.
Una biografía mucho más interesante que la que cuentan los mitos. Tomad nota porque pocas veces la historia real es mejor que la leyenda.