Reconquista
Reconquista es el nombre que recibe la serie de batallas contra la ocupación árabe de la Península Ibérica, y que es una parte integral de la influencia religiosa que representa España hoy. Las tropas islámicas habían conquistado previamente toda la Península Ibérica. La puesta en marcha de la Reconquista fue un intento enorme de intentar retomar los territorios perdidos y restaurar el cristianismo por toda su extensión. Los primeros frutos del esfuerzo fueron visible hacia el año 722, cuando se comenzaron a crear unidades militares y grupos de soldados cristianos procuraban ayuda como forma de reparar sus pecados. Carlomagno, conocido como el rey de los Francos, comenzó la contienda al reclamar los Pirineos y Septimania, y construyó la Marca Hispánica como defensa de los franceses frente a las tropas árabes.
Hubo complicaciones inevitables en este periodo, pues las fuerzas islámicas querían reclamar los territorios que se les había reconquistado, mientras que se hacían esfuerzos para restaurar la paz y se planificaban tratados de paz. Otro revés fue la existencia de soldados civiles que no estaban a favor de la causa árabe, como tampoco les apasionaba la causa de la Reconquista; esto significaba que se ofrecían como mercenarios y que pelearían del lado de aquel que les diese el pago mayor. Las batallas avanzaron hacia el sur con luchas no siempre entre ambos bandos, sino a veces dentro del mismo bando, creando aún más complicaciones que resolver. La Reconquista estaba casi finalizada en 1238, pues todos los territorios a lo largo de la Península Ibérica habían sido reclamados y recuperados, con la excepción de Granada, el bastión final del Califato. Un ataque en 1492, doscientos cincuenta años después, puso fin al dominio islámico de la Península.