La ciudad de Navalcarnero, a unos 30 kilómetros de Madrid, es una maravillosa excursión de tarde para escapar del bullicio y el ajetreo de la capital. Con más de 500 años de historia, Navalcarnero mantiene la estética y la atmósfera de una ciudad tradicional. Con un casco histórico perfectamente conservado, una deliciosa comida de campo, un gusto por los detalles y la estética, bellos paisajes de olivares y viñedos, y un puñado de otras interesantes atracciones que merecen una visita, te encontrarás sumergido en el encanto de esta pequeña ciudad.
Navalcarnero fue fundada en 1499 por la ciudad de Segovia, que mantuvo la jurisdicción sobre la ciudad por más de 125 años. Tuvo su dosis de turbulencias durante muchos años, y la ciudad fue famosa por renacer de sus cenizas una y otra vez. En constante crecimiento, y siendo cada vez más autosuficiente, Navalcarnero consiguió su independencia en 1627 y se convirtió en cuidad por derecho propio. Su importancia surgió en 1649, cuando el rey Felipe IV celebró su casamiento con su sobrina Mariana de Austria. Estaba tan embelesado con esta pequeña ciudad y sus gentes que le otorgó un nuevo título, el de Villa Real de Navalcarnero.
El alma de Navalcarnero es la porticada Plaza de Segovia, nombrada en honor a la ciudad que desempeñó un papel tan determinante en la historia de la ciudad. La plaza fue construida entre 1579 y 1617 en el punto de unión de las calles principales de la ciudad. Con el tiempo, los edificios históricos con coloridas fachadas, pequeñas arcadas con columnas y balcones de hierro forjado han creado una pintoresca plaza, y su plano desigual no hace sino añadirle encanto a su encantadora personalidad.
Otro hito de Navalcarnero es la espléndida iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, ubicada en la pequeña pero bella Plaza de Veracruz. La construcción de esta iglesia histórica comenzó a principios del siglo XVI, aunque funciona como microcosmos de los estilos arquitectónicos más impresionantes: el gótico, el renacentista, el barroco, el clásico y el mudéjar.
Con numerosos viñedos por sus alrededores, Navalcarnero es también conocida por sus vinos, especialmente los rosados. Mientras estés en la ciudad, puedes visitar el Museo del vino para tener una visión en profundidad del proceso del vino. Se encuentra alojado en un bello edificio que fue usado en el siglo XIX como bodega, y es una serie de arcos, muros y arcadas de piedra excavada a mano hace unos 300 años; ¡una auténtica curiosidad!