Flamenquines
Es muy probable que, si habéis ido a Córdoba (Andalucía) os hayáis encontrado con que alguien en un bar está saboreando un gigantesco cilindro dorado acompañado de patatas. Se trata de un flamenquín, una especialidad que os encantará y que es muy fácil de preparar.
Pero antes de ponernos con la receta queremos aclararos algo que seguro que os estáis preguntando: ¿Por qué se llaman “flamenquines”, que significa “flamencos pequeños”? Se dice que se debe a la semejanza de su color con el del pelo rubio de las tropas flamencas (de Flandes) que acompañaron al rey Carlos V a su llegada a España, otros dicen que tiene que ver con el cante flamenco y que la receta original fue creada en un restaurante de Córdoba allá por 1939.
Dicho esto vamos con la receta: necesitaréis filetes de lomo de cerdo, lonchas de jamón serrano, vino blanco o fino, harina, huevos y pan rallado.
En primer lugar y según la receta original tenéis que dejar los filetes de cerdo sumergidos en el vino durante al menos una hora. Cuando haya pasado este tiempo poned sobre cada uno de los filetes una loncha de jamón y enrollad para que quede como un rollito (un truco de abuela: si no conseguís que se mantengan enrollados usad un palillo de madera para sujetarlos… ¡pero acordaos de quitarlos antes de servir el plato!).
Pasad ese rollito por harina, a continuación por huevo batido, después por el pan rallado y freíd en aceite muy caliente hasta que queden dorados. ¡Tened cuidado porque no tardan mucho en hacerse!
Sólo quedaría servir con unas patatas fritas o con ensalada. Eso sí, no os paséis con la guarnición que, como podéis imaginar, esta receta llena mucho.