Santa Teresa de Jesús
Uno de los movimientos de la literatura española de obligado estudio es el de la mística, en especial en su faceta poética: esta poesía, propia del siglo XVI, trata el éxtasis religioso y tiene a Santa Teresa de Jesús como una de sus principales representantes.
Teresa Sánchez de Cepeda Dávila y Ahumada nació en el seno de familia noble de Ávila (Castilla y León) en 1515 y desde muy joven mostró una gran afición a la literatura, especialmente la de caballerías y aquella que trataba la vida de los santos. Con apenas 16 años es llevada al convento de monjas agustinas de Santa María de Gracia pero debido a una enfermedad debe volver a su casa. Sin embargo su vocación religiosa es más fuerte que su enfermedad y se las arregla para ingresar en el convento de la Encarnación, aun sin el consentimiento de su padre.
La enfermedad sería una constante en su vida y muchos especialistas han querido ver en su frágil salud uno de los motivos que le llevarían a escribir sobre experiencias místicas: el deseo de mejorar, de superar las dificultades y dar fuerza a su alma para compensar su débil salud. A esta circunstancia habría que añadir su afán reformador, que la llevaría a intentar cambiar su orden religiosa pese a la oposición de parte de la Inquisición.
El misticismo y la reforma son las grandes constantes de su obra: didáctica y también artística. Sus escritos conformaban tanto un cuerpo de recomendaciones para seguir la llamada de Dios, como “Camino de Perfección” o “Castillo interior”; como una bella manifestación de su espiritualidad en los aproximadamente 30 poemas que nos ha legado, del que “Vivo sin vivir en mí” es el más conocido y representativo.
En 1582 finalmente la enfermedad vence pero su obra, en especial la poética, seguiría y seguirá viva durante mucho tiempo. Convertida en santa en 1970 y considerada con el título de “Doctora de la Iglesia” por su erudición, hoy en día su figura es de obligado estudio, con lo que os podéis hacer una idea de su importancia en nuestra literatura.