Antonio Machado
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Antonio Machado

Una de las figuras más emblemáticas de principios del siglo XX, Antonio Machado fue un poeta español nacido en Sevilla en 1875, cuyo trabajo situó entre los escalones más altos de escritura creativa en un tiempo en el que los avances fuera de España condicionaban en gran medida el estilo de vida e, incluso, la atmósfera reinante en el país. Nacido en una familia intelectual y con una posición acomodada, Antonio fue uno de cinco hermanos, y mientras permanece hoy como el más famoso de los poetas Machado, su hermano, Manuel, fue un escritor de similares habilidades.

La herencia andaluza de la familia Machado desempeñaría un papel fundamental en el desarrollo de la carrera tanto de Antonio como de Manuel. Sin embargo, fue igualmente importante -y a menudo subestimado- el traslado de la familia a Madrid cuando ambos eran apenas unos párvulos. Como consecuencia, los Machado crecieron en el ambiente cosmopolita de la capital del reino, donde tuvieron la oportunidad de codearse desde temprana edad con las figuras más preeminentes de la intelectualidad española, como Ramón del Valle-Inclán, Pío Baroja y Juan Ramón Jiménez.

Igualmente edificante, y la influencia decisiva en la construcción del mundo emocional e intelectual de Antonio Machado, fue su conexión con París, la gran capital de la creación artística en Occidente en aquel momento. Entre 1899 y 1903, Machado pasó largos periodos de tiempo en París trabajando como traductor para la editorial Garnier, y familiarizándose con las vanguardias del pensamiento en la civilización occidental; por ejemplo, asistiendo a charlas del filósofo francés Henri Bergson, o descubriendo las más actuales tendencias modernistas a través de Rubén Darío.

Genración del '98

El final del siglo XIX significó un punto de inflexión en la historia del Imperio Español, marcando su extinción casi completa tras una larga crisis que afectó mucho más profundamente que a la mera extensión de sus fronteras territoriales. Sumida en una prolongada guerra civil que tomó la forma de diversos conflictos, España llegó al final del siglo XIX en un estado de quasi-agotamiento. Políticamente, el país había vivido décadas de caos tras la Revolución Gloriosa de 1868, que consiguió expulsar a la Reina Isabel II.

Económicamente, la nación había sufrido muchísimo, como resultado de los constantes conflictos armados entre liberales y conservadores, Carlistas y republicanos. Más aún, los efectos de la crisis política económica podían sentirse claramente en las estructuras sociales que velaban por la integración social. Estas circunstancias precarias creaban un fuerte contraste con la visión oficialista de la situación, que se aferraba obstinadamente a un discurso grandioso de amplia influencia e importancia geopolítica que finalmente colapsaría con la derrota categórica en la Guerra de Independencia Cubana, que desembocó en la guerra Hispano-Estadounidense de 1898 y supuso el ocaso del Imperio Español.

Confrontados con las contradicciones en la realidad que se vivía en España en el momento, la elite intelectual del país buscó nuevas maneras de reivindicar la verdadera esencia, por decirlo así, de la condición española, lejos del espejismo de grandeza que aún impregnaba el discurso dominante. Por ello, fueron las influencias continentales fueron llamadas a dar forma a la nueva afirmación de la intelectualidad española -influencias que recurrían al simbolismo de Rubén Darío mientras abrazaban la subjetividad de la concepción temporal de Bergson, todo ello combinado con el pesimismo trascendental de Schopenhauer y Kierkegaard.

El poeta del pueblo

La primera colección de poemas de Machado fue publicada en 1903, en medio de la complicada atmósfera descrita anteriormente, bajo el nombre de Soledades. Profundamente personal y lírica, su obra buscaría incansablemente las raíces de la tradición española, excavando cada vez más profundamente el acervo popular de la España andaluza, y alejándose de la vanidad de la vida en la capital.

Otras publicaciones vinieron en 1907 (Soledades. Galerías. Otros Poemas) y en 1912 (Campos de Castilla), con juegos de poemas adicionales que contribuían a crear un compendio integrado de su obra, lo que era visto por muchos intelectuales españoles como el logro definitivo de una vida dedicada a la literatura (Luis Cernuda y Juan Ramón Jiménez sólo son dos ejemplos de autores que perseguían integrar toda su obra poética en un solo volumen).

Antonio Machado estaba en Madrid en 1936, cuando una nueva Guerra Civil estalló en España. Ésta duraría tres años, antes de establecerse el régimen fascista de Francisco Franco. Machado murió de mala salud en los últimos días de la guerra, cansado y abatido por un largo viaje a la seguridad relativa que ofrecía Francia. A pesar de no ser una baja directa causada por el conflicto, como por ejemplo García Lorca, Machado ha sido anunciado desde su muerte como una de las víctimas de la guerra de más alto perfil.

Obras destacadas de Antonio Machado

  • Soledades
  • Soledades. Galerías. Otros poemas
  • Campos de Castilla
  • Poesías completas
  • Nuevas canciones
  • Juan de Mairena