“Aprendiz de todo, maestro de nada”
Todos conocemos a alguien que, sin saber nada de nada, se las da de conocedor de todo: alguien que, por ejemplo, sin saber de fútbol dice con toda seguridad cuál sería la mejor alineación para que la selección gane el mundial o cree dominar todos los ámbitos de la ciencia cuando sólo ha visto dos documentales. Sobre este tipo de gente nos advierte este refrán.
Antiguamente, cuando todavía existía la figura del aprendiz, también se refería a aquellos que no tenían la suficiente ambición o no trabajaban lo suficiente como para subir de categoría.
¿Y qué tiene que en común el ignorante sabiondo y el vago desdeñoso? Ambos no tienen inquietud para aprender más o progresar. Se quedan donde están.