Receta de las patatas viudas
Independientemente de que se trate de una gastronomía hecha para el cumplimiento religioso, la de Semana Santa es una cocina que resulta fascinante por su ingenio. Pongamos por ejemplo el de las patatas viudas. ¿Sabéis por qué se llaman así? Por el sencillo hecho de que no tienen carne, están solas y, por esa falta de carnalidad, son “viudas”. Así, solas y por esa falta de carnalidad, se llaman “viudas”.
Igualmente su elaboración es de lo más ingeniosa y requiere unos ingredientes de lo más sencillos de encontrar: patatas, cebollas, pimiento rojo, laurel, 1 diente de ajo, sal y aceite de oliva. Como podéis ver cosas que a buen seguro tenéis en vuestra despensa.
Para elaborar este plato primero hay que pelar, lavar y trocear las patatas (evidentemente). Una vez hecho esto pondremos a rehogar en una cazuela con un poco de aceite el pimiento rojo, la cebolla picada, el ajo y el laurel. Añadimos las patatas y le damos unas vueltas a fuego bajo; a continuación echamos el pimentón y revolvemos.
Pasados un par de minutos añadimos agua hasta que las patatas queden cubiertas y las dejamos cocer. Mientras majamos el ajo con la sal, mezcla que incorporaremos a la cazuela.
La clave de esta receta está en que las patatas estén cocidas pero no deshechas y el agua forme un espeso caldo rojizo. Se calcula que hacen falta unos 20 minutos, pero si la dureza de la patata y el aspecto de la salsa os convencen podéis retirar antes del fuego.
¡Y ya está! Una sencilla y estupenda receta de esas que llenan el estómago y tranquilizan el alma, que diría aquel.